viernes, 8 de junio de 2007

Lotos de Oro


Para crearle a una mujer sus “lotos de oro” se empezaba por vendarle firmemente los pies a los cuatro años de edad, doblándole hacia adentro los ochos dedos menores de ambos pies en forma de cuña y obligándola a caminar de esta forma tan antinatural.

Se continuaba este método cambiando el vendaje cada cierto tiempo, hasta que los huesos se quebraban y los pies dejaban de crecer, dando lugar a los lotos de marras. Se esperaba hasta la edad referida para evitar que, de hacerlo antes, la niña pudiera perder por entero la facultad de andar. Pero si se hacía pasada esa etapa, existía el riesgo de que los pies ya estuvieran bien formados y rechazaran el vendaje.

Lo que al comienzo era un dolor insoportable se iba convirtiendo pasados unos cuatro o cinco años en una pena llevadera y unos pies deformes de por vida. Poco importaba el trauma si al final se conseguía la “hermosura.”



A través de la historia, los movimientos por la emancipación de la mujer han tenido sus especificidades nacionales. En China, las protestas contra los pies vendados tuvieron lugar durante el declive de la dinastía Qing (1644-1911) y alcanzaron su apogeo durante los primeros años de la era republicana (1911-1949). La tradición, empero, no fue fácil de desterrar. Incluso durante los primeros años que siguieron a la fundación de la Nueva China, se seguían deformando los pies femeninos en el campo. No en vano es posible ver en la actualidad a señoras de setenta años con sus lotos de oro en las zonas rurales.


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